sábado, 24 de marzo de 2012

Vivir deprisa, no es vivir...

Vamos a describir las cosas de nuestra vida que pensamos que merecen hacerse lentamente, sin prisas..

Lo que más me gusta es cuando en verano, que  me levanto muy temprano y antes de que caliente el sol, cojo mi crema, una botella de agua  y un buen libro. Me marcho a la playa sobre  las diez de la mañana cuando aún no hay  casi nadie y solo se escucha el ruido de las olas y alguna que otra gaviota revolotear, me siento en la orilla mirando al mar, me relaja, me gusta que las olas me bañen los pies.  Me encanta sentir la brisa en mi cara. Desconecto del mundo y las horas se me pasan sin pensar. El libro es lo único que me importa y no lo dejaría hasta acabarlo por completo. Luego antes de volver a casa me doy un largo paseo por la orilla descalza, ¡ que maravilla !.
Para mi eso es una de las cosas que merecen la pena hacerlas lentamente, sin prisas..